24.2.09

Mi paz en la aflicción


DULCISIMA ESPERANZA


Dulcísima esperanza, celeste amor, María

Tu eres la vida mía, mi paz en la aflicción.

Cuando te llamo pienso en Ti, mi gozo es tanto

que un amoroso encanto me roba el corazón, (2).


Si alguna densa nube viene a turbar mi mente,

se aleja apenas siente tu nombre pronunciar;

en este mar del mundo eres claro lucero

que mi frágil velero al puerto ha de guiar. (2)


Bajo tu hermoso manto, oh Emperatriz querida,

quiero pasar la vida, quiero ,morir al fin;

que si logro la suerte de abandonar el suelo

amándote en el cielo seré feliz por ti. (2)


Extiende tus cadenas y mi pecho cautiva,

que ha de ser, mientras viva, tu prisionero fiel.

Por tanto, dulce Reina, tuyo es mi amor, no mío,

mas tú a Jesús, confío, harás ofrenda de él. (2)







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