7.9.10

30.6.10

Orar es el gran medio de la salvación


DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO




¡Orar siempre!


“Es preciso orar siempre sin desfallecer” (Lc 18, 1) decía Jesús, y, asimismo, San Alfonso de Ligorio. Para él, orar es indispensable: es el gran medio de la salvación:

“Orar, orar, orar y no abandonar jamás la oración: el que ora se salva, el que no ora, se pierde ”.

Pero hay que orar en verdad. En cuántas ocasiones, San Alfonso ha denunciado el riesgo de contentarnos con repetir fórmulas de oración, aun siendo tan bellas:

“Hay quienes recitan muchas oraciones vocales; pero, si no se practica la oración mental, difícilmente se harán bien  las vocales, que se pronunciarán distraídamente, por lo que apenas sí las escucha el Señor...

Y esto se comprueba con la experiencia:  muchos recitan diversas oraciones vocales, el oficio divino, el rosario, y, sin embargo, caen en pecado y continúan viviendo en él.

Por el contrario, quien se ejercita en la oración mental, cae difícilmente en pecado; y si alguna vez tiene la desgracia de caer, no será fácil que permanezca mucho en tan miserable estado; o dejará la meditación, o dejará el pecado. 



Oración y pecado
no pueden vivir juntos”




"Doctor de la oración"


18.6.10

Novena del Santísimo Redentor



Novena del Santísimo Redentor

Comentarios a las lecturas.
P. Francisco Pérez Colunga


Tema: Jesús nos libra del mal.

Primera lectura: Génesis 48,15-16.
Jacob bendice a los hijos de José antes de morir. Comienza su bendición con la memoria histórica de lo que Dios ha hecho con sus padres en el pasado. Lo llama “el ángel que lo ha rescatado de todo mal”. Afirmar que Dios ha “rescatado” significa haber librado del hambre, de la persecución y de la muerte. Jacob desea eso mismo a los hijos de José. Por eso le manda que les ponga el mismo nombre personal que llevaron sus antecesores.


28.4.10

ORACIÓN EUCARÍSTICA


DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO



ORACIÓN EUCARÍSTICA

Señor, Padre Santo,
que nos has preparado el alimento de la Eucaristía;
envíanos la fuerza del Espíritu
que nos haga capaces de subir al Monte Santo
donde podamos entrar en comunión con tu Hijo.

Haz que la Iglesia
guste siempre este alimento sustancial;
danos hambre de Jesucristo:
hambre de su Palabra
y hambre del Sacramento
de su Presencia permanente.

Que los fieles, saciados con este alimento
y guiados por el Espíritu Santo
construyan animosos su Reino
mientras esperan la vida eterna
y preparan su venida en majestad.

Concédenos un futuro asentado en tu Eucaristía,
bendice a tus sacerdotes
y haz que nuestra Iglesia sea rica en esperanza;
llama a muchos jóvenes al sacerdocio,
a la vida consagrada y al matrimonio cristiano,
para que todos podamos experimentar
el fruto de la redención.

Que la Virgen María,
Madre bendita de nosotros pecadores,
nos ayude a valorar la Carne y Sangre de Jesús
que ella misma tuvo en sus entrañas.

Que toda la Iglesia,
contemplando el tesoro
que también ella lleva en su interior,
pueda presentar al mundo a Jesucristo
como alimento y bebida de vida eterna.

Amén.

Congreso Eucarístico Nacional 2010 (España)



23.3.10

Rueguen, pues, al Dueño de la mies



DEVOCIONARIO DE LA ARCHICOFRACIA
DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO


 HORA  SANTA

AÑO SACERDOTAL





Viva mi alma sólo para amarte;

inflámese en amor con sólo recordar el amor tuyo;

y al oír mencionar el Pesebre,
la Cruz, el Sacramento;

arda toda en deseos de hacer grandes cosas por Ti,

oh Jesús mío,
que tanto has hecho y sufrido por mí.

(San Alfonso María de Ligorio)





01 EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

CANTO 01: Bendito, Bendito



02 VISITA 6ª al Santísimo (San Alfonso María de Ligorio)
Dice Jesucristo que nuestro corazón estará donde esté nuestro tesoro. Por esto los Santos, que no estiman ni aman otro tesoro que a Jesucristo, tienen su corazón y todo su amor en el Santísimo Sacramento.
Amabilísimo Jesús mío Sacramentado, que, por el amor que me tienes, estás de noche y día encerrado en ese Sagrario; atrae, te lo ruego, todo mi corazón de tal suerte que no piense sino en Ti, ni ame, ni busque, ni espere otro bien que poseerte. Hazlo por los méritos de tu pasión, en cuyo nombre te lo pido y lo espero.
Ah, Salvador mío Sacramentado y amante divino, ¡cuán amables son las tiernas invenciones de tu amor para lograr que las almas te amen! Oh, Verbo eterno, no te has contentado con hacerte hombre y morir por nosotros, sino que nos has dado además este Sacramento por manjar, por compañía y por prenda de gloria.
Te has dignado aparecer entre nosotros, ya como niño en un establo, ya como pobre en un taller, ya como reo en una Cruz, ya como pan en el altar. Dime: ¿Qué más podrías inventar para que te amemos?...
¡Oh, amabilidad infinita! ¿Cuándo empezaré a corresponder de veras a tantas finezas de amor? Señor, no quiero vivir sino para amarte a Ti solo. ¿De qué me sirve la vida, si no la empleo toda en amarte y complacerte a Ti, amado Redentor mío, que empleaste tu vida entera en mi bien? ¿Y a quién he de amar sino a Ti, que eres todo hermoso, todo afable, todo bueno, todo amoroso y todo amable?
Viva mi alma sólo para amarte; inflámese en amor con sólo recordar el amor tuyo; y al oír mencionar el Pesebre, la Cruz, el Sacramento; arda toda en deseos de hacer grandes cosas por Ti, oh Jesús mío, que tanto has hecho y sufrido por mí.
Jaculatoria.— Concédme, Señor mío, que antes de morir haga yo por Ti alguna buena obra.



03 "Rueguen, pues, al Dueño de la mies que mande obreros"
"Rueguen, pues, al Dueño de la mies que mande obreros". Eso significa: la mies existe, pero Dios quiere servirse de los hombres, para que la lleven a los graneros. Dios necesita hombres. Necesita personas que digan: "Sí, estoy dispuesto a ser tu obrero en esta mies, estoy dispuesto a ayudar para que esta mies que ya está madurando en el corazón de los hombres pueda entrar realmente en los graneros de la eternidad y se transforme en perenne comunión divina de alegría y amor".
"Rueguen, pues, al Dueño de la mies" quiere decir también: no podemos "producir" vocaciones; deben venir de Dios. No podemos reclutar personas, como sucede tal vez en otras profesiones, por medio de una propaganda bien pensada, por decirlo así, mediante estrategias adecuadas. La llamada, que parte del corazón de Dios, siempre debe encontrar la senda que lleva al corazón del hombre.
Con todo, precisamente para que llegue al corazón de los hombres, también hace falta nuestra colaboración. Ciertamente, pedir eso al Dueño de la mies significa ante todo orar por ello, sacudir su corazón, diciéndole: "Hazlo, por favor. Despierta a los hombres. Enciende en ellos el entusiasmo y la alegría por el Evangelio. Haz que comprendan que este es el tesoro más valioso que cualquier otro, y que quien lo descubre debe transmitirlo".

Nosotros sacudimos el corazón de Dios. Pero no sólo se ora a Dios mediante las palabras de la oración; también es preciso que las palabras se transformen en acción, a fin de que de nuestro corazón brote luego la chispa de la alegría en Dios, de la alegría por el Evangelio, y suscite en otros corazones la disponibilidad a dar su "sí". Como personas de oración, llenas de su luz, llegamos a los demás e, implicándolos en nuestra oración, los hacemos entrar en el radio de la presencia de Dios, el cual hará después su parte.
En este sentido queremos seguir orando siempre al Dueño de la mies, sacudir su corazón y, juntamente con Dios, tocar mediante nuestra oración también el corazón de los hombres, para que él, según su voluntad, suscite en ellos el "sí", la disponibilidad; la constancia, a través de todas las confusiones del tiempo, a través del calor de la jornada y también a través de la oscuridad de la noche, de perseverar fielmente en el servicio, precisamente sacando sin cesar de él la conciencia de que este esfuerzo, aunque sea costoso, es hermoso, es útil, porque lleva a lo esencial, es decir, a lograr que los hombres reciban lo que esperan: la luz de Dios y el amor de Dios.

CANTO 02: Oh buen Jesús



04 ORACION POR LAS VOCACIONES REDENTORISTAS

Señor Jesús, Maestro, Pontífice y Pastor
que nos conduces a tu Reino.

Tú dijiste:
“La mies es mucha y los obreros pocos,
rueguen al Dueño de la mies
que mande obreros a su mies”

Tú sabes cuánto necesita
de buenos pastores tu rebaño.

Enciende, pues,
en el corazón de muchos jóvenes,
el afán de entregar generosamente
sus vidas a tan noble ideal.

Muy especialmente,
imploramos abundantes llamados,
para tu amada Congregación
de Misioneros Redentoristas
que, impregnados
del espíritu de san Alfonso María de Liguori,
lleven tu Evangelio especialmente
a las almas más desamparadas.

Te lo pedimos por nuestra Madre,
la Virgen Misionera del Perpetuo Socorro.
Así sea.


CANTO 03: Oracion por las Familias -1



05 Las Familias cristianas

¿Qué relación deben tener las familias con los Sacerdotes?
¿Cómo deben amarlos y estar cerca de ellos?
El Sacerdote es “escogido entre los hombres y constituido para aquellas cosas que miran a Dios” (cfr. Hebr. 5,1), por eso él mismo proviene de una familia, con la experiencia de la filiación y de la comunión típica dentro de la realidad familiar.
Cada Sacerdote tiene un gran aprecio por la familia, en la que el hombre responde a la vocación – universal y natural – a vivir en comunión y a colaborar al don de la vida física. Pero al mismo tiempo él está llamado a una vocación más sublime porque es sobrenatural; está llamado a la castidad perfecta por el Reino de los cielos para dar testimonio, en manera más eficaz, de la fe en Cristo Señor y en su victoria.
Las familias están llamadas a reconocer y a respetar la paternidad que el Señor, por medio de la Iglesia, entrega a los Sacerdotes, que son “padres” de aquella gran “familia de familias”, que es la Iglesia en las parroquias y comunidades. Con el respeto, la discreción, la solícita disponibilidad, con la docilidad y el cumplimiento de las diversas tareas y en la justa pero nunca excesiva familiaridad, las familias pueden acompañar al Sacerdote, sostenerlo con la oración y hacerle sentir aquello que es, padre en la fe.

Padrenuesto, Avemaría
Jaculatoria.— Haz, San José gloriosísimo, que siempre sirva yo fielmente a Jesús, a María y a Ti.


CANTO 03: Oracion por las Familias -2


Las familias y las vocaciones sacerdotales.
Dios suscita las vocaciones. Las familias, como primer ambiente educativo, pueden favorecer cómo acogerlas o – Dios no lo permita – pueden poner las premisas para un posible rechazo de la divina llamada. Ciertamente, la obra educativa de la familia en el campo de la fe es fundamental e insustituible: En la familia se aprende aquella “familiaridad” con Dios y “con las cosas de Dios”, típica de los católicos que creen en la Encarnación del Verbo; en familia se aprenden las primeras oraciones y el ejercicio de hacer el bien, a cumplir los Mandamientos en el respeto y en saber acoger a todos; se aprende el sentido de lo sagrado y de los afectos sacros, el sentido del domingo y del descanso semanal. Una familia cristiana es un verdadero cenáculo de oración y es precisamente en este clima que los candidatos al sacerdocio pueden escuchar más atentamente la voz del Señor.


Padrenuesto, Avemaría
Jaculatoria.— Haz, San José gloriosísimo, que siempre sirva yo fielmente a Jesús, a María y a Ti.


CANTO 03: Oracion por las Familias -3


La paternidad sacerdotal.
Es la misma paternidad de Dios presente y operante en el mundo mediante el rostro glorioso de Cristo y de su Cuerpo Místico, que es la Iglesia. Esta es una “compañía” de hombres y mujeres que han obrado un cambio mediante el encuentro con el Señor, llamados a la santificación bautismal y moral, y a quienes el mismo Señor distribuye tareas diferentes dentro del único cuerpo eclesial. A los Sacerdotes les ha sido entregado – sacramentalmente e institucionalmente – 1° la tarea de la paternidad, ejercitado mediante el encargo de enseñar la fe católica, 2° de santificar mediante la celebración de los Sacramentos – particularmente la Santa Misa y la Reconciliación penitencial – y 3° de gobernar, esto es, de guiar como padres y pastores la grey de Dios a los “pastos de vida eterna”.
La paternidad sacerdotal se muestra también mediante la paternidad espiritual de tantos confesores, quienes, sin ruido y con fidelidad, guían la conciencia de cada uno hacia la auténtica voluntad de Dios.

Padrenuesto, Avemaría
Jaculatoria.— Haz, San José gloriosísimo, que siempre sirva yo fielmente a Jesús, a María y a Ti.


CANTO 03: Oracion por las Familias -4


La maternidad espiritual de las madres cristianas.
La maternidad espiritual es para todas las mujeres, que quieren ofrecer su propia oración y sus sacrificios para la santificación de los Sacerdotes, con una atención concreta a las diversas vocaciones. A una madre, que ya lo es por naturaleza, está bien que cumpla con aquello que es hasta el fondo, que eduque a sus propios hijos, viva con su esposo y tenga el propio centro afectivo y espiritual en Dios y en la propia familia.
Un alma consagrada tendrá más tiempo para dedicarse a la oración y a la contemplación y podrá manifestar la propia “maternidad espiritual” hacia un Sacerdote, ofreciéndose por la santificación del consagrado por medio del ministerio.

Padrenuesto, Avemaría
Jaculatoria.— Haz, San José gloriosísimo, que siempre sirva yo fielmente a Jesús, a María y a Ti.



SIERVO DE DIOS PAPA JUAN PABLO I (1912-1978)
06 “ME LO ENSEÑÓ MI MADRE”

Juan Pablo I inició su última Audiencia general en septiembre de 1978 rezando el acto de caridad.
“‘Dios mío, te amo con todo el corazón más que a cualquier cosa, porque eres bien infinito y nuestra eterna felicidad; y por amor hacia ti amo al prójimo como a mí mismo y perdono las ofensas recibidas. Señor, que yo te ame siempre más’.
Es una famosa oración con las palabras de la Biblia. Me la enseñó mi madre. Sigo rezándola muchas veces al día”.

Pronunció estas palabras sobre su madre con un tono de voz tan tierno, que los presentes en la sala de la audiencia respondieron con un aplauso impetuoso. Entre ellos, una joven mujer dijo con lágrimas en los ojos: “¡Cómo es conmovedor que el Papa hable de su madre! Ahora entiendo mejor cuál influencia podemos tener las madres sobre nuestros hijos”.


CANTO 03: Oracion por las Familias -5



BENEDICTO XVI
Encuentro con los Sacerdotes y Diáconos
Freising 14 de Septiembre de 2006

07 ORACIÓN PARA EL AÑO SACERDOTAL
Pronunciada por el Santo Padre (19-06-2009)

Señor Jesús:
Tú has querido dar a la Iglesia, en San Juan María Vianney, una imagen viviente y una personificación de tu caridad pastoral, haz que en su compañía y ayudados por su ejemplo vivamos plenamente este Año Sacerdotal.
Haz que, como El, podamos aprender delante de tu Eucaristía cuánto sea simple y cuotidiana tu Palabra que nos instruye; cuánto sea tierno el amor con el que acoges a los pecadores arrepentidos y cuánto sea consolador abandonarse confidencialmente a tu Madre Inmaculada.
Haz, Señor, que, por intercesión del Santo Cura de Ars, las familias cristianas lleguen a ser “pequeñas Iglesias” en las que todas las vocaciones y los carismas, infundidos por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados. Concédenos, Señor, poder repetir, con el mismo ardor del Santo Cura, las palabras que el mismo solía dirigirte:
“Te amo, mi Dios, y mi solo deseo
es amarte hasta el último respiro de mi vida.
Te amo, oh Dios infinitamente amable,
y prefiero morir amándote
antes que vivir un solo instante si amarte.
Te amo, Señor, y la única gracia que te pido
es aquella de amarte eternamente.

Dios mío, si mi lengua
no pudiera decir que te amo en cada instante,
quiero que mi corazón te lo repita
tantas veces cuantas respiro.

Te amo, oh mi Dios Salvador,
porque has sido crucificado por mí,
y me tienes acá crucificado por Ti.
Dios mío, dame la gracia de morir amándote
y sabiendo que te amo”. Amén.


CANTO 04: Con mi Oración



08 ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
¡Oh Jesús, pastor eterno de las almas!
Dígnate mirar con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
danos vocaciones,
danos sacerdotes, religiosos y laicos santos,
te lo pedimos por intercesión
de la Inmaculada Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes, Religiosos
y laicos comprometidos según tu Corazón. Amén



09 LETANÍAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,
SACERDOTE Y VÍCTIMA

Señor ten piedad…. Señor ten piedad
Cristo ten piedad ….. Cristo ten piedad
Señor ten piedad ….. Señor ten piedad
Cristo óyenos….. Cristo óyenos
Cristo escúchanos …. Cristo escúchanos

Dios, Padre celestial …. Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo “
Dios, Espíritu Santo “
Trinidad Santa, un solo Dios “

Jesús, Sacerdote y Víctima “
Jesús, Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec “
Jesús, Sacerdote que Dios envió a evangelizar a los pobres “
Jesús, Sacerdote que en la última cena instituiste el sacrificio perenne “
Jesús, Sacerdote siempre vivo para interceder por nosotros “

Jesús, Pontífice a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo y la virtud “
Jesús, Pontífice entresacado de los hombres “
Jesús, Pontífice constituido a favor de los hombres “
Jesús, Pontífice de nuestra confesión “
Jesús, Pontífice más alto que la gloria de Moisés “
Jesús, Pontífice del verdadero tabernáculo “
Jesús, Pontífice de los bienes futuros “
Jesús, Pontífice santo, inocente y sin pecado “
Jesús, Pontífice fiel y misericordioso “
Jesús, Pontífice divino y lleno de celo por las almas “
Jesús, Pontífice de eterna perfección “
Jesús, Pontífice que por tu sangre llegaste a los cielos “
Jesús, Pontífice que nos enseñaste un camino nuevo “
Jesús, Pontífice que nos amaste y que lavaste nuestros pecados con tu sangre “
Jesús, Pontífice que te entregaste a Dios como hostia de oblación “

Jesús, Hostia de Dios y de los hombres “
Jesús, Hostia santa e inmaculada “
Jesús, Hostia pacífica “
Jesús, Hostia de amor y unidad “
Jesús, Hostia de propiciación y de alabanza “
Jesús, Hostia de reconciliación y de paz “
Jesús, Hostia para llegar a Dios con toda confianza “
Jesús, Hostia viviente para siempre “

Sé propicio ………. ten compasión de nosotros, Jesús
Sé propicio……….. escúchanos, Jesús

Del temor a la vocación sacerdotal ……. Líbranos, Jesús
Del pecado de sacrilegio “
Del espíritu de lascivia “
De los pensamientos impuros “
Del pecado simoníaco “
De la indigna dispensación del ministerio “
Del amor al mundo y a sus vanidades “
De la indigna celebración de tus Misterios “

Por tu eterno sacerdocio “
Por la santa unción con la que fuiste consagrado sacerdote por Dios Padre “
Por tu espíritu sacerdotal “
Por el ministerio con el que clarificaste a tu Padre “
Por tu sacrificio cruento hecho una vez para siempre “
Por tu sacrificio renovado cada día en los altares “
Por aquella potestad tuya, que reviste invisiblemente a tus sacerdotes “

Para que conserves en la santa religión al universo orbe sacerdotal …. Te rogamos, escúchanos
Para que los pastores apacienten tu grey según tu corazón “
Para que los llenes de tu espíritu sacerdotal “
Para que los labios sacerdotales proclamen tu ciencia “
Para que envíes obreros que fielmente cultiven tu mies “
Para que te dignes multiplicar los dispensadores de tus misterios .”
Para que perseveren siempre en tu voluntad “
Para que perseveren en su ministerio con docilidad, sean prontos a donarse y constantes en la oración “
Para que por ellos se promueva el culto al Santísimo Sacramento ”
Para que quienes han sido fieles al ministerio reciban el premio eterno “

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo… Ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo… Escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo…. Ten piedad de nosotros.

Jesús, Sacerdote…. Óyenos
Jesús, Sacerdote…. Escúchanos

Oremos. 
Oh Dios, Santificador y Guía de tu Iglesia, suscita en Ella, mediante tu Espíritu, idóneos y fieles dispensadores de tus misterios, para que, bajo tu protección, con su ministerio y con el ejemplo, acompañen a todos los cristianos hacia el camino de la salvación. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, que mandaste escoger entre aquellos discípulos que oraban y ayunaban a Saulo y a Bernabé para el ministerio por ti escogido, haz lo mismo ahora con tu Iglesia orante y tú, que conoces nuestros corazones, muéstranos a quienes eliges para tu ministerio. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.


CANTO 05: Yo tengo una Madre



10 Visita a María Santísima
Como oliva hermosa en los campos... Yo soy, dice María, la hermosa oliva de que brota siempre óleo de misericordia. Y estoy en los campos a fin de que todos me vean y recurran a mí. “Oh, piadosísima Reina -digámosle con San Bernardo-, jamás se ha oído decir que haya sido de Ti abandonado ninguno de cuantos se han acogido a tu amparo...”; no sea yo, pues, el primero que, recurriendo a Ti, tenga la desventura de ser desamparado.
Jaculatoria.— ¡Oh, María!, concédeme la gracia de recurrir siempre a Ti.



11 Visita al Patriarca San José
Tal era la sumisión que el Niño Jesús profesaba a San José, que no daba un paso, no comenzaba una oración, no gustaba bocado, ni descansaba sino conformándose con las órdenes del Santo. Esto lo reveló Dios mismo a Santa Brígida, diciéndole: “Mi Hijo era de tal modo obediente, que cuando José le ordenaba que hiciese algo, al punto ponía manos a la obra.”
¡Oh, Santo Patriarca!, yo también quiero dedicarme a tu servicio. Mándame lo que quieras, pues espero obedecerte en todo, buscando solamente la gloria de Dios y mi propia santificación.
Jaculatoria.— Haz, San José gloriosísimo, que siempre sirva yo fielmente a Jesús, a María y a Ti.


CANTO 06: Cantemos al Amor de los amores



12 BENDICION
V. Pan del cielo les diste
R. Que contiene en sí todas las gracias.

OREMOS
¡Oh, Dios mío, que en el admirable Sacramento de la Eucaristía nos dejaste la memoria de tu Pasión! Concédenos, como te pedimos, que de tal manea veneremos los misterios de tu Cuerpo y Sangre, que perennemente sintamos en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén

Alabanzas a Jesús y María
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su preciosísima sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Bendita sea la Gloriosa Santa María Madre de Dios.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su Gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.


CANTO 07: Que sea la Gloria

6.3.10

POR LA FAMILIA



Llena nuestro hogar con tu gracia y tu bendición

Padre Celestial, haz que seamos mejores padres de familia. Tú que en Jesús nos hiciste hijos tuyos y que en María y José nos dejaste un ejemplo eximio de amor desinteresado hacia los hijos, te pedimos que llenes nuestro hogar con tu gracia y tu bendición. Ayúdanos a educar cristianamente a nuestros hijos y a amarnos el uno al otro con un amor sacrificado, tierno y puro. Concédenos el don de formar una familia verdaderamente cristiana que sea como una pequeña Iglesia doméstica. Que nuestros hijos: que crezcan sanos de cuerpo y alma, que aprendan a amarte con sencillez y que nunca se separen de Ti Tuyos son pues Tú nos los has dado y si quieres llamar a tu servicio alguno de ellos, nosotros ofreceremos gustosos la entrega que tú nos pidas. No permitas que nuestros defectos nos hagan caer en la negligencia o en la omisión a la hora de educarlos. Danos fortaleza para ser auténticos testigos de los valores del Evangelio. Danos justicia para saber qué decir y qué hacer en cada momento sin faltar nunca a nuestras obligaciones. Danos templanza para ser dueños de nosotros mismos por encima de nuestros egoísmos a la hora de guiarlos. Danos prudencia para saber cuáles son los mejores caminos para guiarlos hacia ti. Y sobre todo, danos la verdadera caridad, para que sea el amor lo que nos ayuda a hacerlos personas íntegras en su cuerpo, en su alma, en su relación con los demás y en su relación contigo.


Señor, Padre todopoderoso, gracias por estos hijos. A través nuestro has hecho surgir su vida; desde toda la eternidad tú los conocías y amabas. Las preocupaciones, temores y fatigas que nos cuestan, las aceptamos con serenidad. ¡Que siguiendo el ejemplo de Tu Hijo les ayudemos a hacer su camino! Enséñanos tú, Padre bueno, por los méritos de Jesús. tu hijo y Señor nuestro. Amén

Claves para padres educadores






1.2.10

POR NUESTROS MISIONEROS DE HAITI

¡OH MARIA,

MADRE DEL PERPETUO SOCORRO!


La Virgen del Milagro, como te llaman tus hijos de HAITI, porque te han reconocido como su Patrona. En tus manos pongo mi súplica y también mi pequeña ayuda por ellos, mis hermanos; bendícela, preséntala a Jesús. Haz valer tu amor de Madre y tu poder de Reina. Me entrego a tu voluntad; estoy seguro de tu misericordia.


Madre de Dios y Madre mía, ruega por mí.



(Puedes hacer esta oración en forma de novena, o bien, el día 12 de cada mes, durante 12 meses, después del terremoto acaecido el 12 de enero; ya sea individualmente o en familia.)