Todos: Y la redención copiosa.
Presidente:
Oremos.
Todos:
Gloria a ti, Padre, que estás en los cielos,
Que tu amor reine en la tierra,
haz que nuestra voluntad sea conforme a la tuya.
Que tu Hijo, Jesús, nuestro Redentor, otorgue al XXIV Capítulo General y a nuestra entera Congregación sabiduría y compasión a través del Espíritu Santo.
Haznos sensibles a los signos de los tiempos, y que estemos dispuestos a una conversión continua, de forma que, al organizar nuestra vida apostólica y misión, pensemos y sintamos como Jesús a fin de responder más eficazmente a las necesidades de aquellos a quienes nos envías, los pobres más abandonados.
Ayúdanos a ser cada vez más fieles a nuestro carisma y a nuestra misión.
Que nos olvidemos de nosotros mismos y nos esforcemos por vivir para los demás.
Que proclamemos fielmente el Evangelio de la abundante redención allí donde las necesidades pastorales sean más urgentes.
Haznos misioneros intrépidos y de ardiente caridad pastoral que nos impulse a ir a lugares difíciles y a emprender los trabajos más arduos, confiando en que tú estás siempre con nosotros y en que todo lo podemos en ti, que nos confortas.
Que en todo cuanto sintamos, pensemos, digamos y hagamos, te demos gracias y te alabemos.
Invocación: Madre del Perpetuo Socorro,
Todos: Ruega por nosotros.
Invocación: San Alfonso, y todos los Santos y Beatos de la Congregación,
Todos: Rueguen por nosotros.
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